El rap no es literatura ni poesía, pero los raperos sí son escritores: además de su ritmo, su carisma y su capacidad de emocionar al público, son juzgados por su lápiz. En esta cultura las palabras tienen peso: desde cómo se ordenan para lograr mayor sonoridad hasta cuáles se eligen para representar de dónde vienes. Por eso, el del hip-hop es un lenguaje que ha resonado en las calles colombianas por décadas al combinar las rosas con las pistolas y la elegancia con el insulto, pero han sido pocos los medios de comunicación en Colombia que se lo han tomado en serio.
Buscando ser una excepción a la regla, esta edición de El Malpensante, que contó con Santiago Cembrano, autor de dos libros sobre hip-hop, como editor invitado, con Juan José Herrera como ilustrador de todo el número, y que ha sido posible gracias al apoyo del Ministerio de Cultura y su Programa Nacional de Concertación 2023, ha querido dedicarle sus páginas al hip-hop, a sus contradicciones, flujos y particularidades identitarias en Latinoamérica y Estados Unidos. Hacerlo retumbar en esta revista. Samplearlo y rayarle sus paredes. Soltarlo a las calles. Nuestros lectores sabrán qué hacer con ese relámpago.